viernes, 28 de junio de 2013

HUMILLACIÓN Y CULPA

HUMILLACIÓN
Muchas personas recurren al uso de la humillación o el desprecio en sus relaciones, ya sea con sus parejas, hijos u otros miembros de la familia. Lo peor de todo es que no siempre son conscientes de que lo están haciendo y el uso de estos gestos de desprecio parece que va en aumento en nuestra sociedad en la educación de los hijos.
Hay muchas formas de hacer que una persona se sienta despreciada, humillada y avergonzada. Algunas son muy claras, como insultar a alguien, decirle que no vale para nada, que no sabe hacer nada bien o que es un fracasado. Otras, en cambio, son mucho más sutiles. Si le dices a un niño una frase aparentemente tan inocente como "deja de hacer ruido", no parece haber problema alguno, pero si esa frase va acompañada de un gesto de asco y desprecio, que el niño o niña percibe perfectamente, entonces tal vez te encuentres con que ese niño lanza violentamente contra el suelo el objeto con el que supuestamente estaba haciendo ruido. Por supuesto, te quedas con la boca abierta ante esta reacción que parece exagerada y fuera de lugar. ¿Qué ha pasado?
Tras ver el gesto de desprecio, el niño se siente humillado y avergonzado. Ese gesto implica una retirada del afecto, un "no me gustas porque no eres lo bastante bueno". Eso genera un sentimiento de vergüenza. Pero la vergüenza es la emoción más desagradable e insoportable de todas las que existen. De hecho, no somos capaces de sentirla de manera sostenida. Enseguida hacemos algo para eliminarla, como olvidar lo sucedido, o bien da lugar a otra emoción. Y las dos emociones más habituales a las que da lugar la vergüenza son la tristeza (o depresión, en su polo más extremo) y la ira (o rabia). Y es precisamente esa ira la que lleva al niño del ejemplo a reaccionar de esa manera.
Pero eso no solo sucede en las relaciones entre padres e hijos, sino también en las relaciones de pareja o en cualquier otro tipo de relación. Cuando te encuentras con reacciones que parecen ser exageradas, es probable que debajo de ellas se encuentre una persona que se ha sentido humillada y avergonzada. Si te das cuenta de que tu forma de hablar o tus expresiones faciales están transmitiendo desprecio hacia la otra persona (incluso aunque no lo hagas a propósito) serás mucho más capaz de empezar a cambiarlas y a relacionarte con los demás de un modo más sano.
Y si tú estás teniendo estas reacciones, el caso puede ser exactamente el mismo. Tal vez necesites decirle a esa persona lo que sientes, puesto que puede que no sea consciente de que te está tratando con desprecio. Y si lo hace a propósito tal vez debas platearte la posibilidad de dejar una relación que puede ser muy destructiva.

CULPA:
 A esta teoría se le han formulado diversas críticas, lo que no implica que no se reconozca que el concepto de previsibilidad desempeña un papel de importancia en la culpa, sino tan solo que ese elemento no puede considerarse como suficiente para servirle de fundamento, dado que en otras razones, aun siendo previsible el resultado, puede no darse la culpa, si el sujeto ha actuado con la debida diligencia y prudencia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario